Cuentos de Mila


EL TIRAGOMAS
septiembre 2, 2023, 6:48 pm
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Un pillo atrevido, un anochecer que colgaba clandestinamente pancartas políticas por las paredes de la ciudad (cobraba por ello), perdió su tiragomas en un paso cebra de rayas paralelas blancas y negras de 60 centímetros, igual a la icónica imagen que recorrió el mundo en Agosto de 1969 de los Beatles, y que fue portador de su disco.

Era un tiragomas casero perfeccionado artesanalmente, con la horqueta de madera de una rama de álamo en forma de “Y”, añadida a la misma dos ligas cortadas en tiras que habían sido en origen cámara de la rueda de su bici.

A esto, había que sumar el soporte donde asentaba el proyectil, una base de cuero reciclado en el que colocaba la aceituna verde con hueso, para su lanzamiento.

El resto muy sencillo, un impulso de estiramiento de las gomas hacia atrás a la altura de los ojos, apuntar el objetivo y dar en el blanco con más o menos acierto.

Con esta arma pequeña y portátil, en la que hacía falta tener buena vista y pulso en su utilización, se sentía seguro en su quehacer nocturno, pero del bolsillo de su pantalón sin previo aviso, calló al suelo.

Una prostituta, que ejercía su trabajo de citas junto al mencionado paso cebra, lo encontró aquel anochecer y lo guardó por novedoso y simple en su bolso. Pepi, era una trabajadora sexual que se diferenciaba de sus compañeras por la preferencia de mujeres entre sus clientes.

El sexo femenino, no suponía ninguna amenaza en cuanto agresividad, y mantenía mejor conversación en el transcurso de su jornada laboral con ellas.

Instante después, un coche se detuvo requiriendo sus prestaciones en el paso cebra.

Se conocían de anteriores ocasiones, por lo que sin entrar en detalles económicos se recostó en el lujoso asiento del descapotable rosa.

Por primera vez el tiragomas viajaba en un coche sin capota acompañada de dos

mujeres con sentimientos afines y experiencias compartidas.

Luisa, era una profesora que despertaba emoción en la prostituta por el manejo fluido de su expresión didáctica.

Pepi a su vez, vendía servicios corporales íntimos que despertaban agitaciones placenteras en quiene las gozaba, era una artista en el sexo y la cultura erótica, se cuidaba con buena limpieza y acudía diariamente al gimnasio para mantener un buen estado físico, afirmaba que no vendía su cuerpo, sino su servicio,

El rótulo de diferente o indigna social por su trabajo no le afectaba, no se consideraba forzada a ejercer su profesión, disfrutaba de momentos especiales con la actividad, y era ella, quien gestionaba el beneficio económico que obtenía con su prestación.

Aquel anochecer el proyecto sería… saborear vainilla y chocolate, masturbarse a la luz de la luna escuchando música, mirarse a los ojos respirando juntas, y para consumar el hechizo…contaba con las gomas de empuje de un tiragomas.

Cuando Pepi le enseñó su juguete erótico, una carcajada potente se escuchó en la noche.

El género femenino es directo, y Luisa era una mujer segura de su sexualidad y que conocía uno de sus puntos erógenos mejores… sus orejas, la presión con los labios en ellas le producían un cosquilleo delicioso, al igual que el roce con dedos, plumas… (el sentido del oído para percibir sonidos quedaba en segundo lugar)

No le veía utilidad al tiragomas, pero reía divertida ante la idea de su uso.

Bajo la sugerencia de su compañera, se tendió en el césped de su jardin boca abajo recibiendo la luz de la luna en la planta de los pies.

En ellos, Pepi le fue presionando con el pulgar las líneas que se le formaban, mientras recorría despacio en movimientos circulares la parte inferior de los mismos.

Poco a poco fue subiendo los giros circulares desde el talón al tobillo manteniendo la misma presión, y de éstos, a la cara interna de los muslos.

Cuando el cosquilleo y caricia le tenían sumida en la gloria… un disparo del tiragomas, (ésta vez sin aceituna de hueso, ni la buena vista y el pulso como prioridad), pero si la tirantez de las gomas de la cámara de la rueda de la bici, que al soltarlas, golpearon las plantas de los pies produciendo un latigazo que subió por los muslos donde la caricia era la protagonista momentos antes, llegando hasta lo más íntimo de su sexo… un grito se escuchó en la noche.

Pepi contuvo la respiración por unos momentos…quizás se había sobrepasado con la tirantez de las gomas.

Hasta que escuchó una voz entrecortada … “Por favor, repítelo”

Alguien dijo, que practicando sexo no se acaba el paro… pero que se está más a gusto,

LLAMALE A LA PEPI


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